Moro y Damas abren el torneo jugando junto al río al pie de una de las siete colinas de Madrid


Como emulando aquel anuncio estadounidense de hace 29 años en Nueva York, en el que Agassi y Sampras se ponían a jugar en medio de la calle; los tenistas madrileños Alejandro Moro y Miguel Damas se encontraron entre el puente del Rey y el puente de Segovia y se retaron a volear.


El lugar elegido para tan sorprendente encuentro no fue, obviamente, casual; sino un enclave histórico monumental de la Villa y Corte. Los jugadores anfitriones ‘paseaban’ por la margen derecha del río Manzanares, apenas 5 kilómetros aguas abajo de donde se celebra el ATP Challenger Madrid, en el Club de Campo Villa de Madrid justo entre dos puentes emblemáticos, el del Rey y el de Segovia.



El puente del Rey (el origen del actual es de 1816) fue ideado por Felipe II para conectar el alcázar -hoy palacio real- con la casa o palacete de los Vargas, a la entrada de la Casa de Campo. El puente de Segovia es el más antiguo de los que cruzan el río, data de 1584, cuando también Felipe II lo convirtió en la cabeza de la principal vía de entrada y salida para el comercio de la ciudad de Madrid. En 1943 fue reconstruido, ganando en anchura, belleza y señorío, y es Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento desde 1996.


Moro y Damas se ‘encontraban’ al pie de casi tres de “las siete colinas de la villa”, que decía Camilo José Cela, “las Vistillas, el Alcázar y la montaña del Príncipe Pío”, y bajo la catedral de Santa María la Real de la Almudena, iniciada a finales del siglo XIX y concluida a finales del XX, y el Palacio Real de Madrid, de mediados del siglo XVIII y uno de los más grandes del mundo.


Pues en ese marco de absoluta riqueza monumental, Alejandro y Miguel -vestidos de Joma como si de una gran final se tratara- se retaron a volear ante la sorpresa e incredulidad de los cientos de viandantes, paseantes y deportistas que transitan a diario por esa orilla del río. Dos de los más acreditados recogepelotas del ATP Challenger Madrid, Irene y Jacobo, entregaron a los tenistas sus raquetas austríacas y, junto a otros niños y niñas de la vecina escuela de Casa de Campo del Club de Tenis Alborán, acompañaron a Moro y Damas en su aventura callejera, para el control de las pelotas Dunlop ATP (pelota oficial del torneo).



Con el moderno monumento de la palabra Madrid como improvisada, y alta, red, Alejandro y Miguel se midieron en voleas a lo largo y ancho del anagrama capitalino, ante las cámaras de TV, las de los fotógrafos profesionales y las de decenas de curiosos sorprendidos.


Tras la performance, Moro y Damas posaron junto a sus iniciales, con todos los recogepelotas y ofrecieron sus opiniones respecto a la importancia de jugar en casa el ATP Challenger 100 del Club de Campo Villa de Madrid. También expuso las excelencias de este torneo, en el mismo escenario, el presidente de la Federación de Tenis de Madrid, Juan Luis Rascón.


El acontecimiento fue ideado y organizado por la oficina de Prensa del Open Comunidad de Madrid, en colaboración con Grand Slam de Tenis, La Web del Tenis y Club de Prensa K y K